Quien no esta preparado hoy
lo estará menos mañana
Todos sabemos que vivimos en una época con inmejorables cosas que nos permiten tener una calidad de vida muy superior a las del siglo pasado. Los primeros dieciséis años del nuevo mileno están por concluir y con los adelantos científicos y tecnológicos que jamás pensaron tener nuestros ancestros. Más sin embargo, la conducta y comportamiento humano parecen no tener un gran progreso, ya que los problemas sociales se incrementan día a día, como si nuestro destino fuera extinguirnos de manera acelerada al mismo tiempo que la inteligencia humana encuentra nuevas y mejores formas de comunicarse, trabajar, curarse, transportarse, financiarse y vivir. De nada sirven los teléfonos inteligentes y las computadoras si los seres humanos no superan el odio entre sí, ni el querer sobresalir a como dé lugar, sin importar el daño y sufrimiento que le puedan ocasionar al prójimo. Hoy en día, ni las religiones pueden contra la insensatez con la que se conducen la inmensa mayoría de las personas que sólo piensan en sí mismas, en el qué dirán, presumir lo que no tienen, aparentar lo que no son, comprar cosas suntuosas e innecesarias, a pesar de no tener el dinero suficiente. La cortesía, la educación, el respeto, y los buenos modales se van extinguiendo, dando paso al libertinaje en todo, a la descortesía, al lenguaje soez, a la falta de compromiso y al gusto por los placeres fáciles carentes de utilidad y por una diversión desproporcionada. El ser humano siempre ha soñado con tener tecnologías que les faciliten el trabajo y diario vivir, así como con medicamentos que no sólo curen y extingan el dolor, sino que permitan prolongar la vida. Se creía que al tener todo eso, la humanidad pararía de agredirse y de tener guerras. Se creía que las fronteras desaparecerían y que el amor al prójimo sería el común denominador entre todas las razas de la Tierra. Pero no, es muy lamentable reconocer que el ser humano utiliza las nuevas tecnologías también para molestar, dañar y hasta para matar y matarse. Yo me pregunto: ¿Por qué si en las carreteras no se permite conducir a velocidades más arriba de los 130 kilómetros por horas, se fabrican automóviles que pueden alcanzar una velocidad de hasta 220? ¿Por qué si las leyes no permiten tener eventos con emisiones de ruido y música más arriba de 68 decibeles, se fabrican bocinas con capacidad de tronar los oídos? Y nos podemos hacer muchas más preguntas acerca de todo lo que minuto a minuto infringen ciudadanos y autoridades en perjuicio de terceras personas que sí actuamos correctamente. Más que seguir inventando cosas, debemos de hacer un alto en el camino para corregirnos en nuestra forma de actuar, eliminando conductas impropias que lastiman a los demás y a uno mismo. Si alguien te pide que pares de hacer algo que no está permitido, ten la bondad de hacerlo. Siempre que hagas algo que afecte a alguien más quiere decir que no debes hacerlo más. No mejoramos porque creemos que tenemos derecho a hacer lo que queramos, y no es así. Usa tu sentido común, lo que no te gusta que te hagan a ti no se lo hagas a los demás.