Quien no esta preparado hoy
lo estará menos mañana
El tema del momento, sin duda, es el asombroso triunfo de Donald Trump en las elecciones para presidente de Estados Unidos, lo que ha trastocado de manera muy fuerte los ánimos de progreso de la clase política y empresarial de nuestro País, y de toda la población en general. Ha sido tan fuerte el golpe, que se está hablando irresponsablemente de terminar con la alta dependencia económica que México tiene de la nación más poderosa del mundo. ¿Pero, por qué pensar así de drástico? Es como si deseáramos ya no depender del corazón cuando éste nos presenta inconvenientes de salud. Estados Unidos es nuestro principal socio comercial por conveniencia y por razones geográficas, por lo que no es posible dejar de depender de él. Lo que debemos hacer es que la dependencia sea sanamente equilibrada, no únicamente en el sentido comercial sino en términos de educación y desarrollo social. Que así como existe el sueño americano haya el sueño mexicano; que no sean los mexicanos los que ocupen empleos de más baja paga allá y que sean objeto de discriminación y rechazo, ni los estadounidenses sean los mejor vistos y tratados en nuestro País. El equilibrio debe ser en todos sentidos, a pesar de las diferencias étnicas, intelectuales, educacionales, culturales y de idioma. ¿El sueño americano es realmente un sueño de felicidad plena? ¿Los mexicanos que se van en busca de un mejor porvenir no convierten ese sueño en una pesadilla cuando se distancian de sus familiares y de sus raíces de las que dicen sentirse orgullosos? Ciertamente habrá muchos mexicanos que se sienten felices por haber alcanzado el éxito soñado, pero éste no es total cuando descubren que hay que mantenerlo quedándose allá, muchas veces aguantando ofensas como lo expresado por el candidato Trump desde el mismo instante en que decide lanzarse a la contienda electoral. El mexicano inconforme con los sueldos que se pagan en México o con necesidad económica extrema que se va en busca del sueño americano y lo logra, no utiliza esa misma energía para triunfar en México, porque el problema de raíz está en los gobiernos que no ayudan de manera pareja a todos por igual como lo hacen los gobiernos en Estados Unidos, aunque éstos también tengan sus asegunes, pero no tantos como para no dejar que la gente progrese. El sueño de los mexicanos debería ser hacer gobiernos honestos y eficaces, de manera que ayuden a todos a progresar y no haya necesidad de emigrar en busca de sueños de ningún tipo, porque las pesadillas acechan más en momentos de crisis. El triunfo de Trump se está convirtiendo en la pesadilla americana para México y eso que aún no empieza a gobernar. Si está calando tanto que haya ganado, por la incertidumbre terrorífica que está generando, espero que ahora sí los mexicanos saquen esa casta de triunfadores y las energías oprimidas que dicen tener, para hacer de nuestro País una potencia económica que no dependa preponderantemente tanto de otra nación, aunque esto sea demasiado tarde, porque ser interdependientes es lo que determina el éxito o fracaso de una sociedad en la actualidad, y así será de hoy en adelante.