Quien no esta preparado hoy
lo estará menos mañana
Detenerse a esperar a ver qué pasa, es la forma más fácil y dañina de perder el tiempo, y de más bien estar dejándose dominar por la pereza, holgazanería o algún placer pasajero que no nos produce nada útil. Es bastante común escuchar la frase “vamos a esperar a ver qué pasa, a ver si se compone, a ver si me alivio, a ver si cambia, a ver si las cosas mejoran…”, etc., ya sea que se trate de una persona, una situación o de uno mismo. Usar esta frase no es malo si se tiene un plan o estrategia de por medio, es decir, dejaremos pasar el tiempo convenido para que se dé o se obtenga un resultado. Si no hay un plan que lo sustente, entonces estaremos perdiendo el tiempo. No hay que olvidar que un río podrá secarse, una jornada de trabajo llega a su fin a la octava hora, una fiesta tiene principio y final, lo mismo que un paseo, vacaciones, una película en el cine, o incluso una enfermedad que tiene cura, pero lo único que no deja de pasar es el tiempo. Es por ello muy importante saber aprovechar el tiempo para lograr todo aquello que nos permitirá tener una vida desahogada y sin problemas. ¿Cuánto tiempo dejamos pasar diariamente afectando la obtención de logros necesarios y vitales para nuestra calidad de vida? Esperar a que las cosas cambien por sí solas es muy arriesgado, tanto para las personas como para las empresas. La dinámica de la vida actual no nos permite detenernos a esperar, sino a actuar de inmediato, porque ya nada es predecible en este mundo estremecido por factores cibernéticos y financieros, que en lugar de ayudar perjudican ante la imposibilidad de satisfacer las necesidades de una sociedad que no termina de civilizarse ni de entender la razón de existir. Dejar las cosas para después, como buscar un mejor empleo, o emprender un negocio propio; o ir a realizarse unos análisis clínicos, o dedicar más tiempo a la pareja o a los hijos; o hacer una visita a un enfermo o a un familiar; o inscribirse en una escuela o curso de capacitación, provocarán que no salgamos adelante y pasemos la vida criticando a los demás, por algo que siempre estuvo en nuestras manos hacer. Evitemos tener que lamentar no poder hacer algo importante y necesario porque ya es demasiado tarde. Si hay algo que debemos hacer y podemos hacer, entonces hagámoslo sin pretexto alguno, ya que siempre habrá una forma de hacerlo. Es necesario desprendernos de todo lo que no nos permite avanzar, principalmente la desidia y la pereza, la falta de conocimientos o información, así como de personas improductivas, lugares y hábitos que nos dejan nada bueno. El buen aprovechamiento del tiempo es garantía de éxito y de una vida repleta de satisfacciones plenas.