Telefono(669) 982-19-64 y 981-26-89

Quien no esta preparado hoy
lo estará menos mañana

EMPRESAS DE EXITO

NO TE QUEJES, DESCUBRE Y UTILIZA LO MEJOR DE TI

Es muy común que nos quejemos de las cosas que no nos agradan de uno mismo, al grado de sentirnos desdichados y desafortunados, torturándonos por no tener, o no ser lo que creemos es mejor. Así, frecuentamos criticar nuestro físico, situación económica, trabajo, y hasta a la familia, provocándonos un malestar que en nada ayuda, sólo a seguir metidos en un pesar que cada día nos aprisiona más conduciéndonos a una vida sombría e infeliz. Cada ser humano posee algo extraordinario y útil para triunfar, que bien puede estar presente en el físico, el intelecto, habilidades manuales, o talentos que al ser desarrollados, no sólo permiten acariciar el éxito, sino hacer sentirse útil y feliz. Cuando sintamos desdicha porque las cosas no resultan como uno desea, es primordial hacer un alto y analizar qué es lo que nos hace sentir así. Quizá estemos realizando cosas que nos desagradan por necesidad económica y que sabemos nunca nos permitirán lograr lo que más deseamos. Después de detectar honestamente lo que nos molesta, es tiempo de examinar cada parte de sí mismo, preguntándonos la importancia de su función y el valor de poseerlo, con la finalidad de aceptar lo que criticamos de uno mismo y de aprovechar al máximo lo que nos favorece y que nos conducirá a conseguir los logros que anhelamos y nos hacen felices. Podríamos sentirnos inconformes por la forma de la nariz, el tipo de pelo, color de la piel, la estatura o personalidad. Al poner toda nuestra atención en esto de manera negativa, nos cegamos y nos perdemos de ver el verdadero valor de eso que no nos gusta, y al mismo tiempo tampoco vemos otras cosas que poseemos y que podríamos aprovechar para lograr el éxito con el que soñamos todos los días. A continuación les transcribo un pequeño cuento, de Breiner Jafeth Muñoz Fallas, el cual permite reflexionar sobre este tema. Un día de mucho calor, un venado muy vanidoso se fue al rio a tomar agua. Después de beber, se contempló en el reflejo del agua. Orgulloso, vio que tenía una gran cornamenta y pensó: ¡Que hermoso soy! ¡No hay nadie en el bosque con unos cuernos tan bellos!". Pero también vio que tenía unas patas delgadas y largas. Esto lo desilusionó. Mirando al cielo, se quejó: "¡Oh, Dios! Me has hecho con una hermosa cabeza que luce una gran cornamenta, pero me has dado unas feas patas que no van con mi elegancia. ¡Qué pesar, qué dolor más profundo! ¿Por qué no hay gloria completa en este mundo?". Se quejaba así de su suerte, cuando de repente vio venir a un león. Se veía furioso y hambriento, y lo empezó a perseguir. El venado corrió por unos potreros. Pronto se ganó una gran distancia, pues la fuerza de los venados está en sus largas patas. Pero cuando llego a un bosque, sus cuernos se engancharon en las ramas de los árboles y lo detuvieron. Tuvo que hacer un tremendo esfuerzo para escapar, pero tuvo suerte y al final el león no lo alcanzó. Cuando ya estuvo a salvo pensó:"¡Qué tonto he sido! Mis patas que me parecían despreciables, me han salvado la vida. Y los cuernos, que eran mi orgullo, casi me causan la muerte. Nunca hay que despreciar lo que tenemos porque tiene su razón de ser, ni nos confiemos de lo que nos enorgullece poseer porque nada es perfecto ni infalible.