Quien no esta preparado hoy
lo estará menos mañana
Vivimos tiempos muy interesantes en el que no sólo las nuevas generaciones de empleados jóvenes altamente influenciados por las tecnologías digitales ponen el ritmo de la dinámica empresarial, sino que las organizaciones de todo tipo y antigüedad se están adaptando velozmente sistematizando operaciones y procesos, al grado de necesitar cada día menos la contratación de personal. A mediados de los noventa del siglo pasado, en mis cursos de capacitación les hacía ver a los trabajadores que las nuevas tecnologías en materia de computación y cibernética desplazarían en poco tiempo la mano del hombre, y que sólo la excelencia en el trabajo y en el servicio serían la tabla de salvación, para que las empresas no optaran por despedir a sus empleados ante la efectividad de la automatización. Los trabajadores como seres humanos son muy complicados, contrario a una máquina o un sistema que puede ser programado de forma sencilla, reduciendo costos, y sin dar problemas de actitud como los empleados. El futuro nos alcanzó, y son muchas las empresas que están optando por sistematizar toda su operación en perjuicio de aquellos trabajadores que se han convertido en inútiles para la empresa, desde un punto de vista justo, es decir, en el que el despido es absolutamente justificado, porque la persona no quiso actualizarse, rendir, o simplemente no quiso dejar de causar problemas. Las empresas han dejado de tener la lástima por los trabajadores que antes las caracterizaba, y en las que un empleado podía durar años aunque no fuera tan bueno. Hoy, sin dejar de tener sentido humano, se está despidiendo, o recortando, a toda persona que ha dejado de ser útil a la empresa, tanto por automatización como por disminuir costos. Es por ello que los trabajadores deben mejorar su comportamiento y rendimiento, para que su permanencia se justifique. Un trabajador útil es el que le da valor al puesto y a la empresa en todos sentidos, desde la aportación de ideas para mejorar el trabajo, hasta el que genere ganancias económicas. Por el contrario, un trabajador inútil, no es precisamente alguien que no sirva para nada, sino es aquel que no aporta cosas nuevas y productivas al puesto, y tampoco genera ganancias, sino pérdidas a través de errores, faltas injustificadas, retardos, e incluso por problemas interpersonales con sus compañeros y otros departamentos. Un trabajador inútil le cuesta a la empresa, es por ello, que a pesar de ser una buena persona, es despedida. La modernidad no necesariamente debe desplazar a los trabajadores de las empresas, por lo que quienes hoy gozan de un empleo, deben hacer su trabajo en un grado de excelencia y aportar algo más, incrementando valor a su puesto y a la empresa en general. A la hora de los recortes, o una crisis, los primeros que salen son los trabajadores que causan problemas, no saben o no quieren hacer bien su trabajo, y que no aportan valor a la empresa, o sea, los menos útiles.