Quien no esta preparado hoy
lo estará menos mañana
Haciendo un poco de historia reciente, venimos de un sexenio en el que el País finaliza creciendo 3.9 % en el 2012, después de la debacle financiera de Estados Unidos iniciada en el tercer trimestre de 2008, y la muy lamentable aparición del virus de la Influenza Humana H1N1, en el segundo trimestre de 2009, lo que provocó una estrepitosa caída del PIB ese año a un -6.5%, situación que de algún modo era superable después de terminadas las alertas sanitarias que ordenaban suspender toda actividad en la que hubiera contacto con muchas personas, como ir al cine, a los mercados, incluso a clases y durante cuatro días al trabajo. La crisis económica norteamericana (factor externo) sumada a la aparición de una inminente epidemia que amenazaba la salud publica (factor interno), fueron situaciones que no permitieron que la economía mexicana siguiera el buen curso de crecimiento que llevaba iniciado el sexenio del presidente Calderón en 2006, aunque finalmente se logra terminar el sexenio con un PIB de 3.9 %. Así es como el presidente Peña Nieto recibe un País en crecimiento y para asegurarlo gestiona el Pacto por México con los principales partidos políticos, de modo que se aprobaran algunas reformas estructurales, pero algo falló, porque el crecimiento del PIB no siguió, ni siquiera por inercia, el ritmo que ya traía. Con todo y reformas, los mexicanos no hemos sentido un beneficio en lo individual, ya que los beneficios de éstas no son de un día para otro, y menos ante un sin fin de dudas fundamentadas principalmente a los casos de corrupción del mismo presidente de la República, su esposa, y algunos miembros de su gabinete, involucrados en casos de conflicto de interés con las ya famosas casas y propiedades de dudosa procedencia. Como podemos observar, la economía de un País depende de los factores de externos, ante los que no se puede hacer nada, y de factores internos que sí es responsabilidad de gobernantes y ciudadanos contrarrestar con nuestro buen comportamiento y obediencia de las leyes y normas sociales. El crecimiento que ha tenido México en los últimos tres años ha sido gracias al nacimiento de una economía interna producto del esfuerzo obligado de los mexicanos ante la fuerte crisis financiera de Estados Unidos y que afectó a todo el mundo. Esto muestra cómo los mexicanos podemos salir adelante sin depender del exterior, pero se ha logrado porque no nos quedaba de otra, y vamos muy lento porque somos una sociedad muy improvisada, sin preparación y con estudios de secundaria en promedio, y con un sistema político aturdido en sus propios esquemas de preservación del poder a como dé lugar. En esto último está el gran reto del 2016: los políticos deben cambiar, porque del sistema político depende absolutamente todo, desde la educación tan importante para el desarrollo humano, social y económico, hasta la facilitación de todo lo necesario para que las ciudades funcionen con productividad y con seguridad. Mucho de lo que se logra en nuestro País es gracias al esfuerzo de la gente emprendedora, honesta y con la responsabilidad de cumplir con la ley; pero mucho de lo que no se logra es por el ineficiente y corrupto sistema político que aún prevalece. Debemos estar siempre alertas ante los factores externos que regularmente son impredecibles, y ante los factores internos que casi siempre están asociados al burocratismo, tortuguismo, e ineficiencias de quienes nos rigen y gobiernan.