Quien no esta preparado hoy
lo estará menos mañana
Vivimos momentos muy difíciles en la existencia de la humanidad. Momentos de dolor, sufrimiento y muertes incomprensible, injustas e innecesarias. Quizás esto sea parte de la esencia de este mundo, pero debemos hacer algo para evitarlo. El dolor está en todas partes, en los sentimientos por la pérdida de un ser querido, por la separación de los padres, por la humillación de la que a veces somos objeto de parte de personas que nos envidian o no nos quieren, por enfermedades y accidentes, y hasta por cosas que no nos deberían afectar directamente, como el dolor de los demás por las cusas que sean. Los seres humanos sentimos dolor emocional, es el más duro, porque es muy difícil de eliminar o de calmar. El dolor de la fractura de un hueso suele ser fuerte, pero pasa. El dolor sentimental muchas veces nunca se va, haciéndonos personas desdichadas y amargadas. El entusiasmo nos abandona y la fuerza de voluntad languidece al grado de paralizarnos y orillarnos al abandono de sí mismos. El sufrimiento y el dolor están íntimamente relacionados, ya que el sufrimiento causa dolor emocional, el cual luego se convierte en dolor físico o cansancio. El sufrimiento se presenta ante la imposibilidad de lograr algo, o por no tener todo lo que deseamos y nos exponemos a cargas pesadas de actividades sin ver resultados en el plazo que quisiéramos. El sufrimiento suele ser pasajero. Depende de la causa y de la capacidad de la persona que lo padece para superarlo. El sufrimiento y muerte de otros nos pueden causar dolor y sufrimiento también. La muerte de un compañero de trabajo, o de otras personas alejadas, nos pueden causar dolor, pena, e incluso miedo, zozobra, confusión, alteraciones nerviosas, estrés y desánimo; y más cuando la muerte es causada por accidentes, descuidos, y violencia. Una muerte prematura, como la de un niño ahogado en una alberca, un joven que fallece en un accidente de carro, una joven mamá, que muere por cáncer, un trabajador que pierde la vida en un accidente laboral, o la de los cientos que son asesinados como producto de la violencia o las guerras, además de generar un profundo dolor, origina sentimientos de coraje, odio, venganza, e impotencia. Vivimos momentos en los que la muerte prematura es el pan nuestro de cada día. Muertes por descuidos o por violencia que no deberían ocurrir. Muertes innecesarias que pudieron evitarse si se hubiera sido consciente, responsable y precavido. Muertes injustas cuando se trata de personas que aún podían haber aportado mucho. No debemos permitir que sigan ocurriendo muertes fuera de tiempo. Es necesario mejorar en nuestro sentido de responsabilidad de uno mismo y de los demás. Debemos ser más conscientes de lo valioso que es vivir, y de lo valioso que somos para los demás.