Quien no esta preparado hoy
lo estará menos mañana
Al terminar las actividades de trabajo de un día arduo, pesado, e inclusive exitoso, es necesario hacernos la siguiente pregunta: ¿Qué hice de bueno el día de hoy? Se recomienda contestar mentalmente e ir anotando en una libreta así como van saliendo de nuestra memoria, de ser posible en una palabra, o si se desea podemos escribirlo con detalles. Lo importante es saber qué cosas buenas hicimos o nos acontecieron durante el día que está por concluir. Hacer este ejercicio nos permite saber lo productivo que fuimos, ya que es imposible que un día entero haya sido malo, o catastrófico que sin duda los hay; pero, cada día, al menos nos brinda el simple hecho de existir, de estar vivos, de saber que tenemos una familia que nos ama y a la que amamos, así como un trabajo que nos permite obtener un ingreso económico y la oportunidad de superarnos, y de ser útiles a los demás. Si en la lista escribimos una sola cosa, no importa, o incluso si no anotamos nada. Esto debe impulsarnos a preguntarnos el por qué tuvimos esas cosas buenas, o por qué no las tuvimos. Hagamos un análisis rápido, la respuesta está ahí, en primer lugar en nuestra mente. Podría ser, por ejemplo, hoy cerré una venta difícil porque le dediqué el tiempo necesario al cliente. Quizá se trataba de un cliente con el que se estaba negociando desde hace semanas. Aquí lo valioso es saber qué se hizo para lograr el cierre, ya que esa información nos puede servir para hacer otros cierres pendientes. En el caso de que se piense que no se hizo nada bueno, será necesario preguntarnos el por qué. Quizá nos sintamos enfermos, o se haya perdido un cliente triple A. En estos casos es trascendental saber por qué, haciendo un análisis que nos sirva para que no vuelva a ocurrir. Después de haber contestado a la pregunta ¿Qué hice de bueno el día de hoy?, preguntémonos cuáles son las prioridades del día de mañana. Esto lo haremos revisando la agenda del día que está por terminar, señalando las cosas que se cumplieron y las que no. En la misma agenda deben aparecer las actividades y compromisos del día siguiente que ya se habían anotado con anterioridad. Nuestra mente nos irá señalando el lugar, o prioridad, en que se deben realizar, anteponiendo, quizá, las que no se cumplieron el día de hoy. Seguramente nos daremos cuenta si nos hacen falta cosas para cumplir alguna de ellas, eso es lo que nos permitirá tomar la decisión del lugar en que se realizarán. Para tener un día de mañana exitoso es obligatorio planearlo y preparar todo lo que se vaya a necesitar, sin excepción alguna. Al día siguiente se debe llevar todo a cabo tal y como se planeó. La clave está en motivarse por loS logros obtenidos el día de hoy, y planear, preparar y creer que se tendrá un mañana exitoso, a pesar de las cosas malas que nos hayan ocurrido, ya que éstas deben ser un motivador para que no nos vuelvan a ocurrir. Si hacemos este ejercicio todos los días al final de la jornada de trabajo, o de la que sea, garantizamos un mejor mañana y días continuos de éxito por venir.