Quien no esta preparado hoy
lo estará menos mañana
¿Quién no busca un poco de motivación para trabajar mejor, para salir adelante en la vida, para sobrellevar una enfermedad o una pena, o simplemente para sentir que vale la pena vivir la vida entre tantos ajetreos, desgracias, inseguridad y maldad de la gente? ¿Cómo motivarnos si casi a cada paso, a cada minuto, hay algo que nos perturba, desanima, desilusiona, y nos hace sentir mal? Lo cierto es que, finalmente, la motivación es uno mismo. Uno es el único que puede acabar con la desmotivación y moldearse una motivación que le cuadre, que le asiente y que le haga sentir lo mejor posible, a pesar de los pesares. Todos sufrimos angustia, depresión, y desgano. Eso no lo podemos negar, al contrario, debemos aceptarlo para poder estar motivados todo el tiempo, sobre todo porque la vida hoy es muy pesada, y cada día lo será más, por lo que es conveniente ponernos a trabajar en nuestra motivación para tener días de satisfacción plena. Una querida amiga postea lo siguiente en Facebook: “Ya no tengo paciencia para ciertas cosas, pero no es porque me haya vuelto arrogante, sino que llegué a un punto en mi vida en el cual, ya no quiero seguir gastando más tiempo ni energía con las cosas que no me gustan o me hieren. No tengo paciencia para el cinismo, para la crítica excesiva, para las chifla-sones, para las arbitrariedades, ni para las demandas de ninguna naturaleza. He perdido las ganas de complacer a quienes no les caigo bien, o a los que no les gusta mi forma de ser o de pensar; de amar a quienes no me aman y de sonreír a quienes no quieren sonreírme. Firma....no importa quien, que más da!!!! Y es verdad. Ya mucha gente estamos cansados de las poses y de los formalismos, la mayoría de la veces tan sólo por educación y para no ofender, no por hipocresía ni falsedad. Lo hacemos por los preceptos de una sociedad a la que ya no se le complace con nada, y que está en vías de una involución desgastante para quienes nos preocupamos y ocupamos en ser cuidadosos y respetuosos; pero, cuando nos damos cuenta que nuestros esfuerzos por estar bien con los demás son insuficientes, tendemos a desmotivarnos y a sentirnos mal innecesariamente. Afortunadamente, la magia de la motivación está en todas partes, en cualquier lugar. Está en un amigo al que hace mucho no vemos, en alguien de la familia que ha pasado desapercibido por años, en un atardecer en la inmensidad del océano, en una felicitación en el trabajo, en un mensaje en nuestro muro de Facebook, en el vuelo de los pelícanos, en una serie de televisión, en un paseo por el parque, en la mirada de un anciano, en el bocado de un pedazo de pastel favorito, en el brillo de las estrellas en la oscuridad de la noche, en un viaje al lugar que soñamos, en el más diminuto insecto que nos llama la atención, en… la motivación está en todos lados; ¡pero, cuidado!, porque la desmotivación, también está en todas partes. Es nuestra responsabilidad optar siempre por las cosas, las personas, y las situaciones que nos motiven.