Quien no esta preparado hoy
lo estará menos mañana
Quienes ya llevamos más de 50 años en este planeta nos podemos dar cuenta, más fácilmente, de cómo hay cosas que han mejorado, como todo lo relacionado a utensilios, aparatos domésticos, herramientas de trabajo, maquinaria, transporte, medicinas, etc.; pero, también vemos cómo hay otras cosas que no sólo no mejoran, sino que empeoran, en cuanto a la actitud humana. Recuerdo a mis padres decir que sus tiempos de niño eran mejores. Ahora soy yo el que lo digo, y quizá los niños de hoy también dirán lo mismo dentro de cincuenta años. A lo que nos referimos es a la actitud de la gente, a su manera de ser y relacionarse, con énfasis en la educación, los buenos modales y las buenas costumbres. Cuando era niño mi papá me llevaba al banco a depositar dinero para ahorrar, y eso para mí era hacerme sentir importante. Cuando entraba a las oficinas y veía a los empleados, en verdad me inspiraban admiración. Lo mismo ocurría cuando iba a cualquier tipo de tienda o restaurante. Regularmente el servicio era bueno en todas partes. Los trabajadores se esmeraban por dar un buen servicio. Hoy, cuando entramos a una tienda se siente la indiferencia en la actitud de quienes han sido contratados para atender a los clientes. No se les ve una actitud real. Lo que dejan ver es el desgano de estar haciendo algo que no les gusta, en perjuicio del cliente, de la empresa que los contrató, pero también de ellos mismos, ya que al atender mal, los resultados no serán los esperados, lo que los hace ser sancionados o despedidos. Indiferencia significa falta de interés, atracción o repulsión hacia una persona o cosa. La indiferencia en la empresa es la cualidad o actitud de los trabajadores que no demuestran interés por algo, y que puede ser por sus compañeros, generando conflictos; por los clientes, ocasionando pérdida de los mismos; y por su propio empleo, que es lo peor. La indiferencia de los trabajadores hacia la empresa es sumamente dañina, ya que no les interesa si la ésta tiene problemas, ni les importa si los despiden. Para contrarrestar la indiferencia es necesario, primeramente, seleccionar con sumo cuidado a quien van a trabajar en la empresa, asegurándose que realmente le gusta y le apasiona la labor que va a desempeñar. Es importante también, mantener un ambiente laboral de excelencia donde todos se lleven bien, se ayuden, trabajen en equipo, recibiendo un sueldo justo y al menos todas las prestaciones de ley. Es bueno capacitar constantemente al personal tanto en actualizaciones técnicas del puesto, como en temas de desarrollo humano y motivación. El trabajador que siente que le importa a la empresa mantendrá un rendimiento a la alza, interesándose día a día por crecer, de modo que la indiferencia no será problema ya que no habrá razón para sentirla.