Quien no esta preparado hoy
lo estará menos mañana
“El peor error que puede cometer un jefe es no decir: ¡Buen trabajo!” Esta frase fue expresada por John Ashcroft, político y abogado norteamericano, y citada en el libro Motivación y Plenitud 8 Horas al Día, de Kennett W. Thomas. Ha llamado mi atención porque, sin duda, encierra una gran verdad, desde el punto de vista motivacional en el trabajo. Los jefes tienden a perder de vista el hecho de motivar a sus colaboradores haciéndoles ver que están satisfechos con el trabajo realizado, así sea la limpieza de un escritorio o la solución de un problema grave. Los trabajadores gustan que les digan que hicieron un buen trabajo, aunque sea parte de lo rutinario, porque lo que los motiva es saber que se fijan en el trabajo que realizan y eso los hace sentir que son tomados en cuenta, que existen, y que son parte de la empresa. Es más común escuchar la frase ¡Buen Trabajo!, cuando realmente se hizo algo muy significativo ante un problema difícil de resolver, o cuando se termina de diseñar una estrategia que salvará de la quiebra a una empresa. Después de una labor extraordinariamente ardua, la frase sale por sí sola. Pero, la verdad, es que se dice en contadas ocasiones, ya que muchos jefes no son muy expresivos ni efusivos en lo que tiene que ver a felicitaciones o muestras cordiales de motivación y agradecimiento, y esto sí que constituye un grave error. Algunos jefes dirán que no es necesario felicitar a un trabajador por hacer bien su trabajo, ya que para eso se le contrató, y es su obligación hacerlo bien. Sin embargo, para el nivel de trabajadores que se tiene en México, donde la gran mayoría no tienen estudios de preparatoria, y cuya visión de la vida es limitada por un salario que no les permite progresar y una situación de carencias de casi todo, definitivamente sí es necesario que los jefes motiven a sus trabajadores a través de expresiones que los hagan sentir importantes y excelentemente bien. Pero no sólo por esas razones se les debe decir lo bien que están haciendo su trabajo, sino que se debe hacer como un gesto de amabilidad y gratitud, como una muestra de afecto y amor por el prójimo. Siempre será mucho mejor decir a un trabajador lo bien que hace su trabajo, para que éste esté seguro que lo está haciendo bien, disminuyendo con ello las fallas, errores, y las improductividades causadas por regaños y castigos. Un trabajador al que nunca se le agradece, se le felicita, o se le da un reconocimiento por su trabajo, suele mostrarse poco cooperativo, sin aportar ideas y soluciones a incidentes, no comunica con oportunidad los problemas que se le presenten en su área, no tiene iniciativa para progresar, sólo será un trabajador común al que se le tolera porque no hay más. Si queremos tener una empresa libre de trabajadores problemáticos, hay que motivarlos todos los días haciéndoles saber lo bien que hacen su trabajo.