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lo estará menos mañana

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CONSTRASTES QUE DUELEN

A México le sobra la violencia, quizá como a los rosales le sobran las espinas por el daño que suelen causar. Pero, la naturaleza es sabia, proveyó de puntiagudas espinas a esta hermosa flor para protegerla de posibles depredadores. La rosa es la flor más bella por excelencia, lo mismo que nuestro País, que se encuentra desprovisto de sensatez en su gente que ha preferido tomar el camino de violentar todos los estados de orden que permiten precisamente vivir libres, en armonía, en paz y en orden. México es un País, hermoso y privilegiado, eso lo sabemos todos; pero, yo creo que cada quien lo sabe de distinta manera: los que son buenos y notables mexicanos, cumplidos, respetuosos y productivos, y los que corrompen todo, desobedecen leyes y no les importa el daño que puedan causar. No podemos negar que en México existe paz y libertad, pero acotada por el miedo a la prepotencia de autoridades gubernamentales y a la perpetua inseguridad, con las que lamentablemente tenemos que acostumbrarnos a vivir en el día a día como si fuera algo normal e imposible de extinguir. El México hermoso, con gente amable y servicial contrasta terriblemente con el de la violencia y la corrupción, y con el de la desfachatez de los partidos políticos que gastan a manos llenas tan sólo para mantener la cuota necesaria de votos, para continuar recibiendo ofensivas y millonarias cantidades de dinero que hasta hoy no han ayudado a resolver todos los problemas económicos y sociales que tiene nuestro País desde siempre. También contrasta con el de la dejadez y desinterés de mucha gente por el estar mejor, viviendo en paz y armonía. En este desastre nacional todos somos responsables. Se dice que los buenos somos más, pero parece que no, si así fuera no tendríamos el País que tenemos. ¿Son más los buenos, pero que no saben qué hacer con los pocos malos? ¿O, será que esos buenos los amedrenta la cobardía o en realidad son malos disfrazados de buenos, o los ha infectado la hipocresía? ¿De qué nos sirve que seamos más los buenos si no sabemos cómo hacer que los malos se vuelvan buenos? La realidad es que las sociedades siempre han vivido de fingimientos y disimulos, aparentado lo que no son, deseando una vida ideal, que estando a la mano la alejan incomprensiblemente haciendo difícil lograrla. ¿Qué está pasando en México que a pesar de muchas cosas buenas que tenemos, no podemos alcanzar el ideal de País con el que todos soñamos? En qué consiste el que mientras el índice de los mexicanos buenos y exitosos crece, la contraparte violenta también crece, cuando debería disminuir. Todos los días, el Presidente de la República nos informa de avances y crecimientos importantes en la mayoría de los sectores, pero la inseguridad no decrece, lo que nos hace pensar que las cifras que cacarea no son ciertas o son insuficientes, y no hay nada que cacarear como si fuera la gran hazaña. Recientemente, publicó el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) de Londres, que México ocupa el segundo lugar en el mundo, después de Siria, en vivir una situación de violencia en número de muertos, a lo que las autoridades federales salieron de inmediato a desmentir, apuntando que esa medición era incorrecta, porque no se había hecho en base a cada cien mil habitantes. No queramos tapar el sol con un dedo, la base del cálculo sale sobrando. La realidad es que esa cifra parece no haberle importado a nadie. ¿Cómo podemos lograr tener un México en paz, justo y armonioso, y con muchos casos de éxito, si gobernantes y gobernados intercambian roles de buenos y malos como si eso fuera lo mejor? Los buenos tenemos que ser buenos de tiempo completo, para servir de ejemplo a los que quieran tomar caminos equivocados, y debemos siempre trabajar respetando las leyes, para que todos los estados de orden permanezcan así, en orden.