Quien no esta preparado hoy
lo estará menos mañana
Oscar Fosados Arellano
En la columna de la semana pasada recomendaba a los empresarios que ajustaran sus tabuladores de sueldos, prestaciones y bonos, con la finalidad de empatarse con las necesidades reales de los trabajadores, ya que el común denominador, hoy en día, es que el empleado se queja de que no le pagan lo que necesita. Sé que el tema se presta a debate, al menos tres empresarios me expresaron su desacuerdo, debido en parte a que ellos sí pagan buenos sueldos. Pero por otro lado, me hicieron saber su decepción por trabajadores que a pesar de una buena paga, no la merecen, por los resultados pobres o actitud que no ayuda al buen logro de los objetivos de la empresa. Estoy totalmente de acuerdo con ellos. Es verdad que un patrón está dispuesto a pagar por arriba de lo justo a un trabajador, de cualquier nivel, siempre y cuando éste dé resultados extraordinarios, o al menos lo esperados. La semana pasada hablaba, y me refería, a cientos de empresarios, que a pesar de tener buenos ingresos, no pagan bien a sus trabajadores, creando el círculo vicioso de “Dime cuánta me pagas y te diré si me quedo a trabajar en tu empresa…” Cada empresario debe evaluarse honestamente, para saber si es de los que no paga de acuerdo a la necesidad real del trabajador, independientemente de salarios mínimos o estándares del sector. Podemos afirmar que un empresario sí está dispuesta a pagar más a todo trabajador que dé los resultados esperados. El problema radica, entonces, en que los trabajadores no cumplen con las expectativas, ya sea porque hacen labores que no les gustan o porque no son aptos para desempeñarlas. Los motivos van desde la falta de estudios, capacitación, experiencia, hasta la carencia de una actitud positiva y de respeto hacia el trabajo. A pesar de los tiempos modernos en los que hay más estudiantes en escuelas y universidades, la calidad del comportamiento laboral no ha subido de nivel. Sigue prevaleciendo la informalidad, falta de compromiso, amor a la camiseta, pero sobre todo un respeto hacia mismo como trabajador. Alguien que antepone sus intereses personales constantemente en el trabajo, critica a su empresa, no le importan los problemas de ésta, genera conflictos interpersonales a través del chisme y de hablar a espaldas de sus compañeros, sin duda da muestras de que no se valora a sí mismo, mucho menos a la empresa que le ha dado empleo. Sirva el tema de la semana pasada para hacer reflexionar aquellos patrones que no están pagando lo justo a sus trabajadores, y valga la presente columna para exhortar a los trabajadores a hacer su trabajo con excelencia, dando más de lo que se espera de ellos, para que sus patrones no duden en pagarles sueldos extraordinarios, y créanme que sé de muchos que lo hacen con mucho gusto y orgullo, porque saben que cuentan con trabajadores honestos, fieles, incondicionales y excelentes. Después de todo, el trabajador sabe que es su obligación realizar sus labores con excelencia, si no lo hace, entonces está contribuyendo a que los patrones opten por pagar sueldos bajos. Estos temas surgen ante la inminente necesidad de que los trabajadores ganen lo suficiente para satisfacer sus necesidades reales, para que haya más dinero circulante y haga frente a la crisis económica del momento.