Quien no esta preparado hoy
lo estará menos mañana
Por Oscar Fosados Arellano
Cuando todo parecía que nos empezaría a ir mejor, en cualquier aspecto, primordialmente en el económico, de pronto ajustes provenientes del Gobierno Federal aparecen en nuestro inicio de año nuevo, golpeando fuertemente el entusiasmo y los buenos propósitos recién expresados con los abrazos y brindis durante la última noche del 2016. Cuando parecía que nada peor podía pasar en nuestro México, que al fin nada podría mancillar el nacimiento de un nuevo año. Cuando muchos pensábamos que sí se podrían vencer las malditas, absurdas e innecesarias cuestas de enero, aparece la cruda realidad que sólo puede provenir de nuestros gobernantes. Hasta para comunicar medidas extremas se necesita de inteligencia, pero sobre todo de una gran sensibilidad humana y social. Una vez más empezamos un año con los ánimos maltrechos, pero eso sí, con las ganas que nunca le hacen falta al mexicano, pero que lamentablemente nunca le alcanzan para ver cumplir sus sueños; y con las ganas inagotables de que nuestros gobernantes y legisladores hagan lo que se espera de ellos: que hagan su trabajo con inteligencia, honradez y transparencia, pensando en el bien común y no en el bien de ellos, solamente. Nunca ha sido fácil remar contra la corriente. Hoy más que nunca debemos, cada mexicano, prepararnos para hacer de nuestro País un lugar digno donde los malos gobiernos y la corrupción desaparezcan, para dar paso a una Nación donde los problemas internacionales nos afecten lo menos posible. Paradójicamente la adversidad nos creció, cuando ésta debería ser un fenómeno en vías de extinción. La adversidad se puede prevenir, controlar y paliar hasta eliminarla. Pero, en México no ha habido gobierno capaz de hacerlo, porque los políticos no son aptos, o simplemente no han querido serlo. La adversidad que ahora predomina no debe truncar nuestros sueños de salir adelante, cuando ya estamos a la mitad del camino o casi llegando a la meta. Lo primero que debemos hacer para asegurarnos que vamos por el camino correcto es no poner como excusa a esta adversidad, para desistir y abandonar el camino recorrido. Cuando de pronto se presenta un obstáculo en el camino, es muy común que el desánimo nos embargue y no nos den ganas de seguir. Es por ello que insisto en este punto, no permitamos que las excusas y pretextos nos contaminen al grado de abandonar todo esfuerzo, o de hacer cosas indebidas. La motivación de nuestros anhelos y objetivos nos deben empujar a seguir adelante. No permitamos que la luz de nuestro optimismo se extinga. En lugar de desanimarte, agradece que aún continuas en tu trabajo, que la empresa está viva, que tienes a tu familia, pero sobre todo, agradece que tienes la capacidad para persistir en tu lucha por el logro de metas, o de continuar cosechando éxitos. Adáptate a los nuevos tiempos sin rencor, con entereza e inteligencia. Deshecha todo lo que no te sirva o te estorbe, y concéntrate en la forma en la que tienes que actuar para salir lo más pronto posible de todo problema. Haz tuyo el axioma “adelántate a los problemas, evitándolos”. No hagas nada que te perjudique o te haga sufrir. Sólo compórtate bien, haz las cosas bien con actitud siempre positiva.