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Quien no esta preparado hoy
lo estará menos mañana

REFLEXIONES EJECUTIVAS

CONJUGAR PASADO CON PRESENTE Y FUTURO ES UN ARTE

Rescatar el pasado, no sólo para saber lo sucedido, sino para volver a vivirlo en el presente y en la vida actual y moderna, no suele ser tarea fácil, porque resulta costoso y muchas veces impráctico, ya que los inventos y las nuevas tecnologías han ido supliendo lo viejo para mejorarlo, aun en contra de quienes se oponen. Imaginar cómo se vivía en otros siglos es algo que a todos nos gusta, sobre todo cuando se trata de cosas interesantes, o simplemente por curiosidad. El ser humano siempre ha querido saber cómo vivían sus antepasados o en qué condiciones. El pasado es una buena fuente de información que apasiona a investigadores, pero que también sirve para la recreación y el turismo. ¿Qué ciudad no quiere presumir sus edificios, monumentos, y áreas que conectan con el pasado? El respeto por la historia ha inducido a todos los gobiernos del mundo a implantar leyes que regulan el uso contemporáneo de lo que es un legado de nuestros ancestros en materia de edificaciones y monumentos principalmente, no sólo para recordar el pasado, sino porque en la mayoría de los casos se trata de verdaderas joyas arquitectónicas, o de cualquier otra índole, que han adquirido un valor monetario por el costo y calidad de los materiales o por la autoría de algún famoso artista. Hay cosas que con el tiempo pierden valor, pero hay muchas que no, y son precisamente éstas las que están contempladas en programas de rescate, y en las que se prohíbe hacer modificaciones o alteraciones que desvirtúen la obra original. ¿Pero, cómo convivir con ese pasado histórico en la actualidad de la vida moderna que nos exige un dinamismo que va más allá de la necesidad de preservar cosas que hoy no resultan prácticas o adecuadas para ciudadanos con nuevas costumbres y formas de ver el mundo? Hacer amigable el pasado con el presente es tarea de expertos que deben trabajar de la mano entre autoridades gubernamentales e iniciativa privada. Deben ser personas con un alto sentido de responsabilidad con ese pasado y el presente. Deben ser personas que tengan los conocimientos necesarios para empatar los tiempos tanto para no dañar lo que se debe preservar y lo que debe implementarse para que sea útil y práctico para las necesidades del presente y futuro. Celebro y agradezco todo lo que se ha hecho en el Centro Histórico de nuestro querido puerto. En el afán de embellecer esta zona, con ahorros o presupuestos limitados, quizá no se ha logrado todo lo proyectado, pero lo que sí es seguro es que hoy tenemos una cara integral muy bien definida de ese hermoso pasado que ya es un icono, un orgullo de los mazatlecos, y un atractivo turístico sin igual. Es muy bonito pasear por sus calles y callejones, por la tradicional Plazuela Machado, sentarse a tomar un café, degustar un sabroso platillo, o refrescarse con una bebida, en los restaurantes y bares que se encuentran en las viejas edificaciones sintiendo el ambiente de la época. Es importante que quienes tienen un negocio en esa zona, respeten las normas de las distintas dependencias públicas, para que se conserve la arquitectura del lugar y no se pierda ese aire de historia. Todos los establecimientos deben manejar los espacios existentes para que no diverjan con las necesidades del mundo moderno, ya sea entradas y salidas, pisos, escaleras, pasillos, áreas comunes, etc. Recientemente asistí a la función del Musical Cats al Teatro Ángela Peralta, la cual es todo un privilegio que se haya podido traer a Mazatlán, porque la ciudadanía nos merecemos ese tipo de espectáculos. El teatro estuvo lleno en sus dos funciones, y el púbico salió más que contento y satisfecho. Felicidades a la dirección de Cultura del municipio por la labor extraordinaria que siempre ha realizado. Los mazatlecos y turistas queremos más eventos de esta calidad. Pero, hablando del rescate de la arquitectura del pasado, el Teatro Ángela Peralta no merece ser atiborrado de tanta gente, porque la exponen a sufrir un accidente. El lugar no está habilitado para sobre llenar la capacidad que originalmente tiene. Entiendo que lo que se desea es que entre más gente, o ganar más dinero, pero es un gran riesgo haber saturado de sillas los pasillos de los balcones, al grado que no se puede caminar, como es el caso del tercer nivel desde donde vi la obra musical. Hago un atento y urgente llamado a las autoridades correspondientes, para que todas esas sillas sean retiradas de los pasillos, así como las tarimas escalonadas que alguien colocó para obtener más entradas, y que no permiten el libre y seguro tránsito de la gente, exponiéndola a tropezones y caídas, además que desde esas sillas no se ve el escenario, por más que se le diga a las personas que la vista es parcial, desde esas sillas la vista es nula, no se ve nada, se tienen que parar, lo que me parece una falta de respeto para alguien que pagó un boleto. Como las sillas no están numeradas uno se atiene a lo que le indican los acomodadores, pero todo era un desorden de gente que se sentó en las sillas de los balcones. Fui objeto de frecuentes interrupciones durante la primera media hora lo que me tuvo muy molesto porque me preguntaban que si estaba sentado en el lugar correcto. Varias señoras estaban muy enojadas. Mi recomendación es que el teatro solo tenga el número de butacas que le caben, y que sean numeradas. Meter más, es arriesgar al público. Es necesario que el teatro sea sometido a una minuciosa revisión en este tema de la capacidad y la seguridad; el recinto se lo merece, porque es una joya preciosa de nuestro querido Viejo Mazatlán. Invito a todos a disfrutar del Centro Histórico con respeto y alegría, sintiéndonos muy orgullosos porque es uno de los más bellos del mundo. www.tswatches.me