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lo estará menos mañana

REFLEXIONES EJECUTIVAS

PARADOJAS DE RICOS, NUEVOS RICOS, Y POLÍTICOS RICOS

De qué sirve acumular riqueza si se vive en un País hostil, donde no se sabe si uno va a regresar a casa con vida, o conservar la vida en su propia casa. Me he preguntado innumerables veces, para qué los políticos se hacen de tanto dinero si no arreglan el mundo en el que viven, si no construyen un mundo para llevar una vida segura y digna. ¿Qué no sería ideal que ganaran mucho dinero para disfrutarlo en un mundo donde en vez de que se les odiara y descalificara, vivieran tranquilos, seguros, y admirados por la ciudadanía? Hoy en día hacerse rico es de alto riesgo, por la inseguridad que aglutina secuestro, extorción y robos, y ya no se diga los excesos que exponen su integridad física y emocional. Un nuevo rico está propenso a que se le suba el poder del dinero a la cabeza y se transforme en alguien dañino para sí mismo, su familia, y los demás. Convertirse en rico implica, entre otras cosas, irse a vivir a un fraccionamiento con entrada controlada, con seguridad privada. Este tipo de fraccionamientos con cotos, son una modalidad fina de “autodefensas”, aceptados complaciente y alegremente por las autoridades de los tres órdenes de gobierno; y en los que viven, no sólo gente común, sino también servidores y funcionarios públicos, y políticos adinerados, ante el temor de sufrir algún robo o atentado. La paradoja radica en que pudiendo vivir libremente con mucho dinero o no, la gente y los políticos adinerados tienen que enclaustrarse en fraccionamientos que cada vez segmentan y segregan más a la sociedad, generando entramados urbanos complejos que complican el ejercicio eficiente de la seguridad que deben proporcionar por obligación los municipios, entidades y gobierno de la República. Así de contradictorio es el político, servidor o funcionario público que sólo le interesa hacer mucho dinero para vivir bien, pero no le importa si perjudica a la ciudad o País en que vive, incluyendo ese perjuicio a sí mismo cuando toma el rol de ciudadano común al usar calles y avenidas, o al usar servicios públicos de mala calidad. De qué les sirve tanto dinero si de todos modos, tarde o temprano serán víctimas del sistema que ellos no se empeñan en mejorar, de la misma sociedad en la que viven y que no se han preocupado por atenderla para que tengan una vida digna y de calidad. A pesar de todo lo malo, hay personas que creen en un mundo mejor, y si bien esos fraccionamientos cerrados son una clase de autodefensa, en esencia, también muestran el esfuerzo de todos por tener una vida productiva, tranquila y segura. Dentro de ellos se puede tener la vida digna que los gobiernos no han sido capaces de dar. Por favor, señores políticos, comprométanse a ser personas útiles y productivas y de gran beneficio para la sociedad. Ganen el dinero que merezcan y vivan tranquilos sin necesidad de tener que vivir cuidándose, porque siempre será mejor tener el dinero suficiente y salir a la calle libremente recibiendo el reconocimiento y agradecimiento de la población, sin ningún temor. Esto vale más que todo el dinero del mundo.